Éste era mi plan —fallido, claro— para mis semivacaciones de este año:
«Hace tres días que estoy metido en la ría, con la barba sin rasurar, sucio como un ladrón de caminos y fuera de toda realidad. Se me figura que vivo en un país extraño: amplitud, agua y sueño. Por el arenal, las salinas de Costa Nova, de São Jacinto y de Torreira… ¡Qué me importa! Atolondrado, encharcado de azul, pleno de sol y de luz, olvidé el pasado y olvidé el presente. La vida es navegar por la ría, comer de la caldeirada de anguila y mújol, que los hombres cocinan en la proa, aprovechándoles, entre las tripas, la marsola para darle más gusto.»
Raul Brandão, en Os Pescadores, traducido por María Tecla Portela Carreiro y editado por Ediciones del Viento. La fotografía, de la Memoria do Mar.