Como el tiempo no es demasiado bueno, sigo ordenando. Necesito espacio, o sea, menos cosas alrededor: aunque no tanto como en la mesa de trabajo de abajo, diseñada por Arwin Galjouw, que es casi inhumana.
Tengo un montón de libros prescindibles (Tom Bendtsen parece tener el mismo problema); no sé muy bien que hacer con ellos. Debería conservarlos bien a la vista para recordar que las compras equivocadas ocupan espacio. Tenía razón Manuel Sesma en un comentario en otra anotación, hablando sobre la manía de comprar libros.
Debería comprar sólo los libros que mereciesen ser leídos más de una vez; el problema, como escribe Manuel Rodríguez Rivero en ABCD, es que uno nunca sabe qué libro merece ser leído dos veces hasta que no lo ha hecho una primera. Y entonces ya es demasiado tarde.