«Toda obra humana representa una transacción entre el material y el instrumento. el instrumento no es nunca adecuado al material; es decir; no hay ningún instrumento que no tenga que ser mejorado. Dados los conocimientos humanos actuales, el producto obtenido es un resultado de una mutua limitación, debida a la imperfección del instrumento y a la resistencia del material. Sin embargo, para que el producto no resulto monstruoso es indispensable una correspondencia mínima entre aquél y éste, ya que no resulta posible limpiarse los dientes con una maquina perforadora ni tampoco se puede realizar una operación de cerebro con un lapicero. A veces se intenta hacerlo, pero en tal caso los resultados son muy poco satisfactorios.»
Arriba, una maqueta arquitectónica experimental de Milon Mondic. Justo debajo, un texto de Leszek Kołakowski, en , hablando de la relación entre izquierda y utopía (¿o es sobre diseño?).