Emboscarse

«El votante se encuentra en el aprieto siguiente: lo ha invitado a tomar una decisión libre un poder que no piensa atenerse, por su lado, a las reglas del juego. Es el mismo poder que le exige un juramento, en tanto él mismo vive de perjurar. Lo que el votante hace es, pues, depositar una puesta buena en una banca fraudulenta. De ahí­ que nadie pueda reprocharle que no entre en esos problemas y silencie su no. Tiene derecho a hacerlo, y no sólo por motivos de autoconservación; su conducta puede ser también una manifestación de desprecio a quien tiene el poder, un desprecio que es superior incluso a un no.»

Estoy leyendo La emboscadura; ahí­ Ernst Jünger explica «cómo el ser humano está llegando a una situación en la cual se le exige que él mismo genere unos documentos que están calculados para provocar su propia ruina». Esto me hace recordar la polémica sobre la propaganda institucional de la Constitución Europea.