La verdad es que debe de ser un buen problema diseñar una representación del mundo para inteligencias desconocidas… las placas de la Pioneer 10 y los discos de la Voyager no podían ser más optimistas, pero ¿se puede condensar toda la realidad con unos cuántos esquemas? El director de cine británico Peter Greenaway se planteó el problema en 1990, en una muestra titulada 100 objetos para representar el mundo: una sombra, cien paraguas, una silla de ruedas, una armadura, alguna prenda íntima, retratos, cremalleras. La conclusión es pesimista: “ninguna imagen podrá jamás, aunque se multiplique de forma indefinida, representar verdaderamente nuestra realidad.”